12 abril 2006

Crónicas de WS: la modista, la bailarina y los chorizos

¿Qué tienen en común una modista croata de 63 años, una bailarina exótica, la Fed, Business Week, Merrill Lynch, Goldman Sachs y 7 millones de dólares? Que son los protagonistas del último escándalo de información privilegiada destapado en Wall Street.

Según cuenta Marketwatch, la Fed ha acusado a un analista de Merrill Lynch y a dos empleados de Goldman Sachs de haber creado una extensa red ilegal a través de la cual se habría estafado, presuntamente, unos 7 millones de dólares. Resumidamente, los dos trabajadores de Goldman Sachs - David Pajcin y Eugene Plotkin - habrían convencido al analista de Merrill Lynch, Stanislav Shpigelman, para que les proporcionara algunas pistas sobre futuras fusiones del mercado a cambio de un porcentaje de los beneficios. Para ello, Shpigelman aportaría algunas pistas en la información secreta sobre fusiones que pasaba a Gene Marcial, autor de la columna "Inside Wall Street" de Business Week. Pajcin y Plotkin obtendrían previamente esta información gracias a las copias de la revista, robadas por un trabajador de una planta de impresión, antes de su puesta en circulación en el mercado. Con la información en la mano, Pajcin y Plotkin operaban en el mercado a través de otras personas como la citada bailarina exótica o la modista croata de 63 años, tía de Pajcin.

Fue precisamente esta buena señora quien puso sobre la pista a los "policías" de la Fed hace ocho meses, cuando detectaron que había obtenido varios millones de dólares operando con call options de Adidas, algo no excesivamente habitual en una modista de 63 años...

No es la primera vez que la citada columna, "Inside Wall Street", ha estado mezclada en un caso de información privilegiada. Su autor, Marcial, publica consejos que proceden habitualmente de inversores y analistas que podrían beneficiarse potencialmente de lo que recomiendan. Así, ocurrió en 2003, con otro trabajador de una planta de impresión implicado, en 1990, y por dos ocasiones en 1989, en una de las cuales se condenó a seis meses de prisión a uno de los editores de la revista, Seymour Ruderman, por haber facilitado información privilegiada antes de ser publicada.

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